jueves, 12 de enero de 2017

¿SERÁ REHABILITADO LUTERO EN 2017, SU AÑO?

Por Armando Maya Castro
Algunos señalan que el Papa Francisco canonizará a Lutero como parte de su programa pastoral “Misericordia 2016”

Los orígenes del  protestantismo se remontan al siglo XVI como un movimiento que intentó renovar, en vano, a la Iglesia católica, una institución cuya negativa al cambio se mantuvo firme, a pesar de las voces que negaban al papa la autoridad sobre la “cristiandad”, y pedían una reforma de la Iglesia.

Nacido en Eisleben, Alemania, el 10 de noviembre de 1483, Martín Lutero es considerado por la mayoría de los historiadores como el iniciador de la llamada reforma protestante, solicitada por éste luego de haber presenciado en Roma la corrupción moral que laceraba a la Iglesia católica. 

En 1510, por cuestiones relacionadas con la orden de los agustinos, a la que el monje alemán pertenecía, realizó un viaje a Roma, en donde observó de cerca la mundanidad de la corte papal, que Lutero describe en los siguientes términos: “Presencié tantos escándalos, que a partir de aquel día formé la resolución de trabajar toda mi vida para arruinar el papado y reformar los abusos que habían sido introducidos en la religión por sacerdotes codiciosos o por Pontífices infames” (Mauricio de la Chàtre, Historia de los Papas y los Reyes, Tomo III, p. 256, Clie, Barcelona, 1993). 

La reforma inaugurada por Lutero durante el Renacimiento, tenía el propósito pero no la fuerza de transformar y mejorar el estado de cosas en que se encontraba inmerso el catolicismo, cuyos males morales y doctrinales se habían ido acumulando uno tras otro hasta convertirse en una pesada loza que terminó asfixiando a esta “religión”. 

A través de los tiempos, varios miembros del clero católico han reconocido que la causa esencial de la Reforma fue el estado de corrupción de la Iglesia romana. El reconocimiento más reciente en ese sentido vino del papa Francisco, quien admitió que “las invenciones de Martín Lutero no eran equivocadas, era un reformador. Quizás algunos métodos no eran los justos pero en aquel tiempo [...] la Iglesia no era realmente un modelo a imitar. Había corrupción en la Iglesia, había mundanidad, obsesión con el dinero, el poder" (Agencia EFE, 26 de junio de 2016).

Los males de ese tiempo, que el papa de hoy reconoce, fueron reprobados en su momento por la feligresía católica y el bajo clero, sin lograr acabar con la penetrante corrupción que reinaba en las altas esferas eclesiásticas, ni con la venta inescrupulosa de indulgencias. 

El monje dominico Johann Tetzel y otros monjes de dicha orden habían sido comisionados por el papa León X para vender indulgencias a lo largo y ancho del Imperio Germánico. Su comercialización tenía el propósito de recolectar fondos para la construcción de la nueva Basílica de San Pedro, cuya primera piedra había sido colocada desde el pontificado del papa Julio II, el 18 de julio de 1506. 

Lutero, a través de las 95 tesis publicadas en 1517, combatió este audaz y antibíblico mercantilismo, señalando en su tesis 27: “Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando”. La anterior tesis aludía al monje Juan Tetzel, que en Anhalt y Brandeburgo vendía las cartas de indulgencia con frases como esta: “¿Quién vacilará en adquirir por un cuarto de florín una de estas cartas que abren el paso a nuestra alma en las celestes beatitudes del paraíso? En el mismo instante en que el dinero cae en el cofre, el alma sale volando del purgatorio”. 

La Iglesia católica condenó las opiniones de Lutero y de sus simpatizantes el 15 de junio de 1520. El 1 de enero de 1521, León X, luego de esperar los 60 días que dio como plazo al monje alemán para que admitiera públicamente sus errores doctrinales, expidió la bula que impuso al reformador la pena eclesiástica más grave: la excomunión. A partir de esa fecha, Lutero fue declarado hereje y apóstata por oponerse a la autoridad papal, así como a varias doctrinas esenciales del romanismo. 

Este año, al cumplirse 500 años del inicio de la Reforma protestante, se llevará a cabo una evaluación de la vida y obra de Lutero. La gran pregunta en el año de Lutero es esta: ¿levantará el Vaticano la excomunión impuesta por una papa al fraile agustino? En mi opinión, la respuesta es no, pues esto sólo se podría hacer si Lutero viviera. Y si la sede papal deja intacta la citada excomunión, ¿se puede hablar de la rehabilitación plena de Lutero? ¿Usted qué opina?

Twitter: @armayacastro 

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