miércoles, 30 de septiembre de 2015

A 250 AÑOS DEL NATALICIO DE MORELOS

Por Armando Maya Castro
Foto: Quadratín Morelos

El Generalísimo José María Morelos y Pavón, hijo de don Manuel Morelos y de doña Juana María Guadalupe Pavón, nació el 30 de septiembre de 1765. Mañana se cumplirán 250 años de este importante acontecimiento. 

El aporte de Morelos en la lucha por la independencia de México es realmente admirable. A la muerte de Miguel Hidalgo y Costilla, el Siervo de la Nación se encargó de continuar con la lucha de independencia: lideró el movimiento insurgente y se convirtió en símbolo de una lucha que tenía como principal objetivo expulsar del poder político al dominio español y promover las transformaciones que México necesitaba. 
A la semejanza de Hidalgo, Allende y Aldama, el autor del Acta de Independencia de Chilpancingo y de los Sentimientos de la Nación enfrentó numerosos obstáculos cuando, por amor a México, decidió unirse a la causa de la independencia, al lado de los héroes antes mencionados, y de los insurgentes que derramaron su sangre por darnos patria y libertad. Uno de esos obstáculos fue, sin lugar a dudas, la Iglesia católica, quien lo excomulgó al igual que al Padre de la Patria. 

Es importante preguntarnos: ¿por qué razón el alto clero católico de aquella época se opuso a la independencia de México? Veamos el porqué: Antes del inicio de la Guerra de Independencia (16 de septiembre de 1810), la riqueza de México era absorbida totalmente por la Corona de España y, desde luego, por la Iglesia romana. El historiador Alfonso Toro, en su libro La Iglesia y El Estado, describe el proceder de esta institución en aquellos tiempos: "De esta manera, el clero, explotando la riqueza de los indios y el fanatismo de los ricos españoles, acabó por absorber casi toda la propiedad de la Nueva España, arruinando la agricultura, la industria y el comercio...". El historiador Lucas Alamán, pese a ser un ardiente defensor del clero, estimaba que, al hacerse México independiente, "la mitad de la propiedad y capitales de todo género existentes en el país estaban en manos del clero".

El testimonio de estos historiadores demuestra que en aquellos tiempos el clero gozaba de las mejores rentas y "llevaba una vida ostentosa y relajada que lo conducía al relajamiento". Al apoyar a la corona española, la Iglesia defendía su privilegiada posición y sus cuantiosas propiedades, reprobando la lucha independentista, que buscaba la exclusión de la nobleza y la burocracia españolas, la abolición de la esclavitud y la igualdad de pueblo.

Podemos asegurar, entonces, que la Iglesia se opuso al movimiento independentista no porque le interesara evitar un baño de sangre, sino porque la insurgencia ponía en riesgo sus intereses consolidados a lo largo del virreinato. Si a la Iglesia romana la hubieran movido intereses pacifistas, nunca habría permitido que un importante número de clérigos se enrolara en las filas del ejército realista. El historiador José Bravo Ugarte señala que fueron decenas de clérigos los que tuvieron una participación activa en el bando realista, identificando con nombre y apellido a 91 de ellos.

A la jerarquía católica la delatan su actitud, los edictos de excomunión en contra de Hidalgo, Morelos y demás líderes insurgentes, así como la permisión otorgada a los sacerdotes que militaban en el ejército realista. La delata, además, el tardío reconocimiento a la independencia de México, algo que hizo hasta el 29 de noviembre de 1836, es decir, quince años después del 27 de septiembre de 1821, fecha en que el Ejército Trigarante hizo su entrada triunfal a la Ciudad de México, quedando consumada la independencia de nuestro país. 

A 250 años del natalicio de Morelos, es obligado señalar que el Plan de Iguala (24 de febrero de 1821), que declaraba independiente de la corona española a nuestro querido México, no incluyó los más importantes ideales políticos y sociales de Hidalgo y Morelos. Duele decirlo, pero así fue.

Twitter: @armayacastro 


Publicado el 30 de septiembre en el diario El Mexicano:


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