sábado, 7 de marzo de 2015

INTOLERANCIA RELIGIOSA CONSTERNA A LA ONU

Por Armando Maya Castro
Zeid Ra'ad Al Hussein, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, se dijo consternado por la creciente ola de ataques en todo el mundo que se dirigen a las personas por razón de sus creencias religiosas

El pasado 5 de marzo, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, presentó ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas su informe anual sobre la situación en el mundo en materia de derechos humanos. 

Zeid, quien asumió su actual cargo en la ONU el 1 de septiembre de 2014, se dijo “consternado por la creciente ola de ataques en todo el mundo que se dirigen a las personas por razón de sus creencias religiosas". Al abundar sobre el tema en cuestión, señaló: “Nosotros seguimos observando horribles actos de odio racial y religioso, incluso en muchos países de Europa Occidental y América del Norte, así como la evidencia de la actuación policial injusta, insultos diarios y la exclusión”.

La consternación de la ONU tiene razón de ser si tomamos en cuenta el incremento de los ataques a la religión no islámica por parte de los grupos extremistas que operan en los países musulmanes, donde la hostilidad social hacia las minorías religiosas experimenta un alarmante crecimiento. Pero el problema va más allá de los países donde el fundamentalismo de Al Qaeda, Estado Islámico y Boko Haram ha generado dolor y muerte.  La intolerancia religiosa la encontramos también en China, donde la policía persigue y castiga con dureza a quienes poseen grabaciones de discursos del Dalai Lama, la autoridad suprema del budismo tibetano, quien tiene estrictamente prohibido volver al Tíbet.

Europa, cuna de la cultura occidental, no está exenta del flagelo del racismo y de la intolerancia religiosa. Así lo demuestran los recientes casos de discriminación y hostilidad hacia los judíos que viven en Francia y Dinamarca, en contra de los cuales se pronunció Benjamín Netanyahu a mediados del pasado mes de febrero: “Están matando judíos en Europa otra vez, simplemente por el hecho de ser judíos”. En el marco de estas declaraciones, el primer ministro israelí pidió a los judíos europeos volver a Israel, “vuestro hogar”, les recordó. Aunque sé bien que se trata de hechos que no se comparan en magnitud y gravedad a los cometidos por las huestes de Hitler en tiempos de la Alemania nazi, es importante que dichos atropellos sean denunciados, atendidos y castigados. Por ningún motivo debe quedar impune la profanación de tumbas judías en un cementerio de Sarre-Union, en el este de Francia, el pasado mes de febrero. Dejar en la impunidad este y los demás casos de antisemitismo equivale a propiciar la indeseable reproducción de los horrores del holocausto nazi. 

En el caso específico de México tenemos el caso de Chiapas, el estado con más conflictos basados en motivaciones de índole religiosa. La mayoría de los casos de intolerancia y discriminación religiosa en ese estado de la República han sido provocados por la actitud intransigente de los católicos tradicionalistas, quienes comenzaron a expulsar evangélicos de sus comunidades desde los años setenta. Esta situación prevalece hasta el día de hoy, a pesar de que los números demuestran que se trata de la entidad federativa con la diversidad religiosa más amplia del país, con una población no católica que, según el Censo de Población 2010, alcanza ya el 42 por ciento, incluido el 12.1 por ciento que se declaró sin religión (El Universal, 18 de abril de 2014).

Lamentablemente, esta intolerancia se replica impunemente una y otra vez en varias comunidades situadas en ese estado, principalmente en la región de Los Altos de Chiapas, así como en varias poblaciones indígenas de los estados de Oaxaca, Puebla, Hidalgo y Guerrero, en donde muchas personas siguen negándose a aceptar que en nuestro país, desde hace más de 150 años, las personas son libres de profesar la religión que esté de acuerdo con los dictados de su conciencia.
Por este tipo de violaciones a los derechos humanos, Zeid instó a los Estados a respetar los tratados internacionales al luchar contra el extremismo religioso. Ojalá que el llamado de la ONU sea atendido por todos los países del mundo, a fin de que cesen los constantes atropellos a la dignidad humana. 




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