martes, 24 de diciembre de 2013

NAVIDAD, HOY Y SIEMPRE



Por Armando Maya Castro
Navidad, la fiesta del consumismo y del capitalismo; la que hace más rico al rico y empobrece más de la cuenta a los pobres, quienes para celebrar la llamada Nochebuena gastan lo que no tienen, endrogándose para dejar sus recursos económicos en manos de los grandes empresarios. Son éstos los que venden todo y de todo, contando con el fiel apoyo de los bancos y de la televisión, cómplices permanentes de los empresarios voraces. Los primeros  comienzan a ofrecer préstamos especiales en la última semana de noviembre, atrapando en sus redes a los ingenuos consumistas. La televisión y demás medios de comunicación hacen también su aporte, deslumbrando y convenciendo con su atrayente publicidad a los espectadores, quienes creen que una feliz navidad sólo puede ser posible con una buena cena y con regalos costosos. 

¿Piensa acaso que soy un Grinch o enemigo acérrimo de la navidad? De ninguna manera; siempre he sostenido que el nacimiento de Cristo y el de sus apóstoles son sucesos especiales, generadores de gozo y alegría. Tampoco me opongo a los regalos y convivios navideños, sino al establecimiento de fechas que han sido cambiadas varias veces a través de los siglos, sin que ninguna de ellas pueda ser probada a la luz de la Biblia, tampoco de la historia. 

Rechazo, asimismo, la distorsión del significado de tan memorable suceso, que tuvo un propósito que el Señor Jesús declaró a los suyos: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37).

Lo importante, entonces, no es la fecha, sino que Cristo nació para dar testimonio de una verdad que es capaz de hacer libres a las almas. El no saber cuándo nació Jesucristo nos ha permitido darle importancia al hecho en sí, no a la fecha. Esto hace que podamos celebrar diariamente el nacimiento de Cristo en nuestros corazones.

El nacimiento de Cristo fue un paso necesario para la realización de su obra redentora. Si Cristo no hubiera nacido, tampoco hubiera podido consumar la reconciliación de nuestras almas a través de su sacrificio en la cruz.

En la antigüedad pagana, el 25 de diciembre era celebrado el nacimiento de Mitra, deidad persa protectora de los soldados. Esta divinidad fue introducida en Roma antes del nacimiento de Jesús. La época invernal era cuando todos los dioses solares, desde Osiris hasta Júpiter y Mitra, celebraban su cumpleaños. ¿A qué otros dioses se les celebraban sus nacimientos el 25 de diciembre? A Orus, Hércules, Baco, Adonis, Tammuz, etcétera.

Surge entonces la pregunta: ¿cuándo comenzó a celebrarse la navidad? No existe una fecha exacta, pero se cree que fue durante el pontificado de Silvestre I (314-337), en los días en que Constantino se esforzaba por establecer el catolicismo en lugar de la antigua religión romana. El papa Julio I (341-352) fue quien oficializó esta festividad en el seno de la Iglesia católica. 

En Constantinopla la navidad se celebró por vez primera en el año 379; en Antioquía en el año 388.

¿Qué determinó que la navidad comenzara se celebrarse el 25 de diciembre?

El sincretismo católico, que se entiende como la acción de conciliar doctrinas o religiones diferentes. No olvidemos que en el mundo pagano el 25 de diciembre era celebrado como un día de fiesta especialmente importante en honor del Natalis Solis Invicti, el Nacimiento del Sol victorioso. El interés que tuvo Constantino en unir el culto solar con el culto católico fue determinante en el establecimiento de la fecha. De ese modo, sin cambiar ni siquiera su nombre (Natalis = Natividad o Navidad) el 25 de diciembre se transformó en una fiesta católica.

La Biblia no menciona la fecha del nacimiento de Cristo. Por eso, hasta transcurrido algún tiempo, la Iglesia oriental acordó que la Navidad fuese celebrada el 6 de enero. Esto duró hasta el siglo IV en que la Iglesia occidental -que nunca aceptó el 6 de enero como la del nacimiento de Jesús- instauró el 25 de diciembre como fecha real de su nacimiento. Esta idea surgió del papa Julio I en el año 350, siendo aprobada y decretada en el 354 por el papa Liberio.

Antes de que el 25 de diciembre se estableciera como fecha del natalicio de Jesús, algunos teólogos católicos “propusieron datarlo en fechas tan distintas como el 6 y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 de mayo y algunas otras”. 

También hubo teólogos que se opusieron a la celebración navideña, algo que se le oculta a la feligresía católica. “Tertuliano (n. 160-m.240), san Agustín (n. 354-m.430), o el papa san León I (440-451), se muestran contrarios a dicha celebración”, lo mismo que el papa Fabián (236-250), quien “calificó de sacrílegos a quienes intentaran determinar la fecha del nacimiento del nazareno”.

Este 25 de diciembre podemos desear feliz navidad a nuestros semejantes y amigos; pero también podemos hacerlo en los demás días del año. Y lo podemos hacer porque el Señor Jesús, en su soberana e indiscutible voluntad, se propone nacer cada día en nuestros corazones.

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