sábado, 21 de diciembre de 2013

NAVIDAD, FECHA INCIERTA Y AFECTIVIDAD AUSENTE



 Por Armando Maya Castro
 

Con motivo de las fiestas decembrinas, la Fundación Eva García de Joaquín, bajo las directrices de su directora internacional, Diaconisa Eva García de Joaquín, organizó diversos convivios en las iglesias de la zona metropolitana de Guadalajara. Las integrantes de esta fundación llevaron sana diversión, alimentos y regalos a los integrantes de más de 30 congregaciones, imitando así el ejemplo altruista del Apóstol de Jesucristo, Doctor Samuel Joaquín Flores

El próximo 25 de diciembre el mundo occidental celebrará la navidad, festividad que pretende conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret. Para los primitivos cristianos, la fecha del suceso ocurrido en Belén de Judea era irrelevante, “además de que desconocían cuando pudo haber acontecido”. Lo importante para ellos era preservar el legado doctrinal de Jesucristo e imitar su inmaculado ejemplo. 

Antes que se definiera el 25 de diciembre como fecha fija de su nacimiento, algunos teólogos “propusieron datarlo en fechas tan distintas como el 6 y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 de mayo y algunas otras”. A la polémica le entró también Clemente de Alejandría, quien postuló el 25 de mayo. El papa Fabián (236-250) cortó por lo sano tantas especulaciones y “calificó de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento del nazareno”. 

Algunas iglesias no católicas presentaron otras fechas para situar el natalicio en comento. La Iglesia armenia fijó “la conmemoración de la Natividad en el día 6 de enero ya que, según su deducción, aunque no es posible situar el relato de Lucas en la estación más fría del año en las tierras de Judea, sí puede ser creíble situando el nacimiento de Jesús un poco más tarde, en enero y en el Oriente Medio, un tiempo y un lugar donde es muy probable la existencia de cielos nocturnos claros y sin borrascas, aunque todavía haga frío, eso sí”.

Entre las iglesias orientales, “egipcios, griegos y etíopes propusieron fijar el natalicio en el día 8 de enero”. El escritor Pepe Rodríguez afirma que “Eutiquio, patriarca de Alejandría, en el siglo X aun defendía esta fecha como la única verdadera”. El 6 u 8 de enero fue la primera que la catolicidad celebró, hasta que “entre los años 354 y 360, durante el pontificado de Liberio (352-366), se tomó por fecha inmutable la de la noche del 24 al 25 de diciembre, día en que los romanos celebraban el Natalis Solis Invicti, el nacimiento del Sol Invicto”. De esta manera, el sincretismo religioso incorporó una fecha de celebración pagana con una festividad que entre los primeros cristianos era inexistente.

Me queda claro que lo importante del evento no es la fecha como tal, sino el suceso, uno de los más sublimes en la historia de la humanidad. Lamentablemente, las celebraciones navideñas de hoy se realizan sin tomar en cuenta los mandamientos y el ejemplo del Hijo de Dios, quien dejó una doctrina que es infringida por millones de hombres y mujeres que celebran el nacimiento de Cristo. Los de nuestro tiempo son festejos huecos y presuntuosos, en los que regularmente prevalece la indolencia y la insensibilidad, resultado de la crisis de valores que caracteriza al mundo actual.

Mientras que en la llamada Nochebuena algunas familias golpeadas por la crisis económica no tendrán lo necesario para la tradicional cena de navidad ni para la compra de algún regalo para sus seres queridos, muchos otros dilapidarán de manera dispendiosa en gastos superfluos y en manjares de alto costo, sin pensar en las necesidades y carencias de sus semejantes. 

En la próxima navidad la insensibilidad del rico (Epulón) hacia el mendigo Lázaro volverá a reproducirse en muchas partes, sin que en el corazón de los ricos insensibles haya remordimientos al saber que esa noche muchos de sus semejantes se irán al lecho sin tener nada que llevar a sus vientres. Salvo honrosas excepciones, la mayoría de los ricos olvidarán que Jesucristo nació para brindar amor y esperanza de vida a los pobres.

Por ese incalificable grado de insensibilidad, no todas las familias vivirán su navidad de la misma manera: unas cuantos tendrán holgura, mientras que muchas más no podrán celebrar nada en medio de su miseria. Al señalar esto último vienen a mi mente los niños en situación de calle, quienes querrán pero no podrán estar sentados en una mesa con variedad de manjares y platillos. La mayoría de ellos lo harán durmiendo debajo de los puentes, cubiertos con cartones y en el olvido total. 

David, el segundo rey israelita, se refirió en los siguientes términos a una bienaventuranza que Dios ha puesto al alcance de todos: “Bienaventurado el que piensa en el pobre”, decía. Aunque esta es una verdad incuestionable, muchos de nosotros dejamos de alcanzar esa bienaventuranza por nuestro egocentrismo. No pretendo caer en generalizaciones, pues sé muy bien que existen personas e instituciones que desde hace días han estado abriendo sus corazones y bolsillos para proporcionar alimento, calzado, juguetes y prendas de vestir a muchas familias de escasos recursos.

Una de esas instituciones es la Fundación Eva García de Joaquín, A.C., dirigida por la hermana Eva García, cuyos nobles sentimientos la han impulsado a coordinar y dirigir los esfuerzos de un grupo de mujeres sensibles que han estado llevando alimento, alegría y regalos a miles de personas de escasos recursos. Con acciones así estas mujeres de la Iglesia La Luz del Mundo siguen las directrices y el ejemplo del Apóstol de Jesucristo, Doctor Samuel Joaquín Flores, un hombre que se ha caracterizado por pensar siempre en sus semejantes.

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