jueves, 13 de diciembre de 2012

LA LLEGADA DE UN APÓSTOL A ESTA CIUDAD



Por Armando Maya Castro

La Iglesia La Luz del Mundo recordó en todo el mundo la entrada del Apóstol Aarón Joaquín a la ciudad de Guadalajara, Jalisco

Ayer se cumplieron 86 años de la llegada del Apóstol de Jesucristo, Maestro Aarón Joaquín González, a esta ciudad de Guadalajara, suceso que fue celebrado en un ambiente de fraternidad cristiana por cientos de miles de fieles de la Iglesia La Luz del Mundo, tanto en México como en los 43 países donde esta institución tiene presencia. 

Este acontecimiento marca el nacimiento de la Iglesia de Guadalajara y el simultáneo establecimiento de la sede del gobierno apostólico en esta ciudad, así como el inicio de la predicación del Evangelio en obediencia a la ordenanza divina dada al hermano Aarón: “Quiero que prediques el Evangelio en esta ciudad, pues tengo un gran pueblo que me servirá y será ejemplo para muchas naciones que me conocerán, y esta será la prueba de que yo te he enviado: Yo estaré contigo”.

El hermano Aarón Joaquín comenzó a predicar el Evangelio desde el día de su llegada a Guadalajara, el 12 de diciembre de 1926. Lo hizo con admirable valor y firme convicción, pero también con absoluto celo, evitando alterar el Evangelio que Jesucristo y sus apóstoles predicaron en el siglo I de nuestra Era. Su predicación buscaba, por encima de todo, otorgar paz espiritual y conocimiento de salvación a las almas. No lo movían intereses personales, sino el deseo de cumplir la encomienda divina. 

La recepción intolerante que el Apóstol de Jesucristo recibió de los habitantes de esta ciudad no quebrantó su fe ni impidió que recorriera las plazas, colonias y barrios de la ciudad predicando a hombres y mujeres, ricos y pobres, ilustrados e iletrados, las alegres nuevas de salvación. Impulsado por su fe, el hermano Aarón va y viene, vuelve  andar y a desandar lo andado, movido en todo momento por el interés de impartir a las almas su mensaje de salvación.

La autenticidad y fuerza de su mensaje lograron persuadir a muchas personas de distintos estratos sociales, quienes tomaron la decisión, libre y voluntaria, de incorporarse a la Iglesia de Dios. El hermano Aarón, a semejanza de los apóstoles de la Iglesia primitiva, era un convencido de que las almas se conquistan por el amor de Dios, nunca por la fuerza. 

El éxito de su obra en esta y en muchas otras ciudades y poblaciones de México, le granjeó una fuerte oposición por parte de los sectores más conservadores del catolicismo, quienes recurrían a prácticas intolerantes y actitudes persecutorias, buscando detener el crecimiento de la Iglesia del Señor. Aquellos años fueron muy difíciles para el hermano Aarón y para quienes formaban parte de esta comunidad. La intolerancia religiosa se materializaba en una serie de agravios perpetrados por quienes pensaban que en esta ciudad no había lugar para otras iglesias, sino sólo para la católica. Los hermanos eran ignorados cuando acudían a las autoridades invocando a su favor las leyes vigentes, mismas que habían sido convertidas en letra muerta.

Aquel entorno hostil y adverso no cambió en las siguientes décadas; se mantuvo así a lo largo de sus 38 años de trabajo apostólico. Tampoco cambió su fe, virtud que lo ayudó a establecer la Iglesia de Dios en poco más de 60 ciudades y comunidades de la República Mexicana, así como en dos ciudades de Estados Unidos (Los Ángeles, California y San Antonio, Texas), dos de El Salvador, Centroamérica (San Salvador y San Miguel) y en San José, Costa Rica.

Cuando Dios trasladó al hermano Aarón al descanso eterno, el 9 de junio de 1964, se produjo el llamamiento apostólico del Hermano Samuel Joaquín, quien sigue llevando a la Iglesia La Luz del Mundo por el sendero del éxito. En sus 48 años de trabajo apostólico, ha impulsado con sus palabras y ejemplo la predicación del Evangelio, logrando la conversión de cientos de miles de almas en 43 naciones del mundo, así como la edificación de más de 3 mil templos y un importante número de obras de beneficio social: jardines de niños, escuelas primarias y secundarias, preparatorias, universidades, hospitales, clínicas, asilos, fundaciones, etcétera. 

Hoy, gracias al admirable trabajo de los dos apóstoles de la restauración, la Iglesia La Luz del Mundo se sitúa como la minoría religiosa con mayor crecimiento en la República mexicana, con logros que gozan del reconocimiento de propios y extraños, tanto dentro como fuera del país. A 86 años de la llegada del hermano Aarón a esta ciudad, permanece encendido entre los miembros de esta comunidad el anhelo de predicar, de acuerdo con las directrices apostólicas, los altos valores del cristianismo.  



@armayacastro


Esta columna fue publicada el 13 de diciembre de 2012 en el diario El Occidental









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