martes, 4 de diciembre de 2012

EL REGRESO DEL PRI



Por Armando Maya Castro



El PRI está de vuelta. Estuvo ausente de Los Pinos 12 años, equivalente a dos sexenios que le aportaron escasos beneficios a la vida pública de México. En la ausencia del PRI, la derecha conservadora del PAN ocupó la Presidencia de la República y terminó dejando –sobre todo en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa– una estela de violencia, dolor y muerte. 

Las administraciones panistas dejaron abiertas innumerables heridas, pero no sólo eso, sino también demasiada pobreza y desempleo, independientemente de la solvencia que, según algunos expertos, tiene la economía mexicana.  

El regreso del PRI no significa que haya podido erradicar de millones de mexicanos las dudas e interrogantes sobre lo que nos dice que ha de ser ahora que ha recuperado la Presidencia de la República. Los integrantes de este organismo político afirman que el de hoy es un nuevo PRI, con nuevas caras, que ha dado apertura a la sangre joven. 

La integración del gabinete de Enrique Peña Nieto no refleja un nuevo PRI, señala Rodrigo Aguilera, analista sobre México para la Economist Intelligence Unit de la revista The Economist, quien admite que se trata de “una nueva generación de priistas, pero no representan una corriente fundamentalmente diferente”.

Doce años como oposición no fueron suficientes para que el PRI se sacudiera el fantasma del pasado despótico que se ensañó de México y de los mexicanos a lo largo de 70 años. Muchos mexicanos piensan que, pese a las caras nuevas, este partido no ha hecho lo suficiente para cambiar, y que el cambio que proclaman es sólo de carácter generacional. Les preocupa que vuelvan los tiempos de los fraudes electorales, de las crisis económicas recurrentes y que el PRI, echando mano de todo su aparato de Estado, establezca un marco de sumisión social, como sucedió en el pasado.  

Los enemigos del PRI aseguran que este partido sigue siendo el mismo de antes: deshonesto, autoritario y represivo. Fundamentan sus afirmaciones en los abusos y corruptelas de algunos gobernadores y presidentes municipales de ese partido. Lo cierto es que el PRI, encabezado por Peña Nieto, tiene ante sí la oportunidad de demostrarle a México y a los mexicanos que regresa al poder presidencial siendo diferente. La ciudadanía se convencerá de que el tricolor ha cambiado si lo demuestran con hechos, no sólo con discursos.

Peña Nieto y los priistas tienen la obligación de aprovechar al máximo cada minuto de los próximos seis años, procurando con sus acciones el bienestar y seguridad de todos los mexicanos, no sólo el de aquellos que los favorecieron con sus votos. De no hacerlo, volverá el hartazgo y la desilusión de la sociedad y, con ellos, el adiós del PRI a la Presidencia de la República. 

En lo personal, considero complicado que el PRI regrese a los tiempos del pasado y vuelva a tener el control absoluto sobre la vida política de México. Se lo impiden varias cosas: la composición del Congreso, la fuerza de los partidos de oposición, el carácter independiente de las autoridades electorales, el trabajo vigilante y responsable de los medios de comunicación y la denuncia ciudadana. Por el bien de México y del mismo PRI, los priistas deben estar comprometidos con la democracia y desterrar las prácticas del pasado.



@armayacastro


Publicado el 04 de diciembre en el diario El Mexicano de Tijuana


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario