jueves, 8 de noviembre de 2012

EL ESTADO LAICO EN EL ACTUAL SEXENIO

Por Armando Maya Castro

Felipe de Jesús Calderón en el VI Encuentro Mundial de las Familias



El balance del actual sexenio en materia de “libertad religiosa” es positivo para la jerarquía católica, mas no así para las minorías religiosas establecidas en México, cuyos integrantes siguen viviendo en carne propia situaciones de exclusión, discriminación e intolerancia religiosa.

Difiero de quienes piensan que, en materia de libertades fundamentales, una de las buenas cuentas de la administración de Felipe Calderón Hinojosa, es que “deja en marcha la aprobación de la reforma en materia de libertad religiosa”, modificación cuyo propósito es el desmantelamiento del Estado laico y la cancelación de la educación laica. 

Perdón que insista en lo del dictamen emitido por la Cámara de Diputados el 15 de diciembre de 2011, pero es en él donde se evidencia que la intencionalidad de la reforma al artículo 24 constitucional es el otorgamiento de prerrogativas a una Iglesia en particular. La pretensión de imponernos esta reforma ha ocasionado que muchos intelectuales, académicos, asociaciones religiosas y organismos de la sociedad civil hayan protestado exigiendo el rechazo de la misma.

El actual sexenio representó, al igual que la administración foxista, una lamentable transición hacia el pasado conservador. Fox y Calderón –cada quien en su gestión– violaron su investidura presidencial mostrando sumisión ante el papa, jefe de un Estado teocrático. Fox se arrodilló ante Juan Pablo II y besó el anillo de éste; Calderón se inclinó ante Benedicto XVI, y sumisamente recibió de sus manos la comunión. El proceder de ambos mandatarios demostró soberbia, más que ignorancia de la ley, así como un total desprecio al principio histórico de separación del Estado y las Iglesias. 

En enero de 2009, Calderón Hinojosa pisoteó el Estado laico al asistir a la inauguración del “VI Encuentro Mundial de las Familias, México 2009”, evento cien por ciento católico, organizado en todos sus detalles por el Vaticano. Sobre la presencia y discurso de Calderón en dicho evento, Roberto Blancarte, investigador de El Colegio de México, opinó: “El problema de la violación a la laicidad sucede cuando sólo acude a este tipo de eventos y no a los de otras religiones o concepciones filosóficas”. Sobre el proceder del presidente mexicano, la historiadora Laura Campos nos dice que, al calificar a México como “tierra de mártires de la persecución”, “Calderón dejó en claro no sólo sus convicciones religiosas (las cuales trasladó a la esfera pública), sino que dejó entrever la agenda política de su gobierno en materia eclesiástica, en la cual estaría contemplada […] una visión  afín a los intereses de la jerarquía católica…”.

Otro atentado más en ese sentido se produjo en octubre de 2011, fecha en que Calderón intentó borrar de tajo la multiconfesionalidad del pueblo de México, declarando, sin respeto alguno a la diversidad religiosa, que “todos los mexicanos somos guadalupanos, independientemente de la fe y creencias que tengamos”. La declaración del Jefe del Ejecutivo Federal atenta contra los derechos humanos de los mexicanos y violenta el Estado laico, en el marco del cual ninguna autoridad puede imponerle a nadie una identidad confesional.

Estas son algunas evidencias de que el sexenio que está por terminar ha sido pródigo en violaciones al Estado laico. Lo lamentable del caso es que estos atropellos han sido protagonizados no sólo por políticos del PAN, sino también del PRI y PRD. Todos sabemos que el priísta Enrique Peña Nieto, en franco desafío al Estado laico, realizó un viaje al Vaticano acompañado de su novia Angélica Rivera. En esa ocasión, el entonces gobernador del Estado de México regaló un nacimiento y diversas artesanías mexicanas al papa, quien bendijo anticipadamente la boda de la joven pareja. 

En la presente administración tuvo lugar en Jalisco el caso de la “macrolimosna”, el donativo de 30 millones de pesos provenientes del erario que el gobierno estatal entregó a la Arquidiócesis de Guadalajara para la construcción de un santuario cristero. En el mismo lapso, la esposa del gobernador guanajuatense Manuel Oliva realizó un viaje religioso con cargo al erario. 

Contra lo que marca la ley, en marzo pasado hicieron acto de presencia en la misa papal todos los candidatos a la Presidencia de la República. Comparecieron también la mayoría de los senadores y los líderes de las fracciones parlamentarias en la Cámara de Diputados, así como los jefes nacionales de los principales partidos políticos. 

Tras la misa papal, algunos de estos políticos declararon, con el ánimo de tranquilizarnos, que México es y seguirá siendo laico. Como prueba de ello, argumentan, el Congreso de la Unión aprobó el proyecto de reforma al artículo 40 constitucional para declarar que, además de representativa, democrática y federal, la República Mexicana es laica. 

Por cierto ayer, mientras terminaba este artículo, me enteré que “el Senado dio fe de que la mayoría de estados aprobaron las reformas al artículo 40 constitucional, por el cual se declara a México como un Estado laico”. Esperemos que nuestros políticos cumplan sus funciones públicas haciendo a un lado su credo religioso; de lo contrario, convertirán este ordenamiento jurídico en letra muerta.



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