sábado, 4 de marzo de 2017

FANATISMO E INTOLERANCIA RELIGIOSA

Por Armando Maya Castro

"Las Asambleas de Dios son hoy una de las denominaciones pentecostales más importantes del mundo, con iglesias en todos los continentes", refiere Joan Estruch, quien añade que este grupo, tanto por la doctrina como por la práctica, como desde el punto de vista organizativo, son comunidades bastantes próximas a la de los bautistas y a la de los hermanos". 

Me animé a escribir sobre esta Asociación Religiosa porque en los últimos días acaban de ocurrir dos eventos en los que sale a relucir su nombre; uno protagonizado por presuntos líderes de este movimiento religioso en Nicaragua, donde el pastor de la iglesia Visión Celestial y tres dirigentes más, buscando liberar a Vilma Trujillo García de un supuesto demonio, resolvieron mantenerla bajo encierro y atada, para luego lanzarla a la hoguera, buscando remediar su situación. La responsabilidad de las Asambleas de Dios está en duda, sobre todo ahora que Fabio Cruz Arista salió a negar que el señor Juan Rocha fuese pastor de esa Iglesia; “en nuestro registro de ministros no tenemos a una persona con ese nombre, él no es pastor de las Asambleas de Dios”, reiteró de manera oficial el superintendente del movimiento religioso en cuestión. Lo que no está en duda es la responsabilidad de los fanáticos pastores, independientemente de la denominación religiosa a la que pertenezcan. 

El otro evento en el que se menciona el nombre de las Asambleas de Dios es un lamentable caso de intolerancia religiosa en agravio de dicho credo en la comunidad El Manguito, municipio de El Nayar, Nayarit. Y digo en agravio de las Asambleas de Dios no porque esté demostrado que las personas que mataron y quemaron a Lucio Martínez y Marta Vázquez, así como a la nieta de éstos, hayan actuado por motivos religiosos. Lo último que sabemos al respecto es que la muerte de los miembros de la mencionada denominación religiosa fue por motivos de tierra. Sin embargo, la actitud asumida por los católicos de la comunidad es un inaceptable caso de discriminación, pues en un principio se oponían terminantemente a que los tres cuerpos “fueran sepultados en el panteón de la localidad con el argumento de que ellos eran “aleluyas” (no católicos) y que deberían ser enterrados en su propio panteón.   

Sobre el caso específico de Nicaragua, deseo reprobar la actitud oportunista de la Arquidiócesis de Managua, que se lanzó rápido y con todo en contra de las demás religiones establecidas en esa nación, señalando que "este es un acto de fanatismo que debe llamar la atención de los seguidores de las diferentes religiones que se practican en el país para que sus líderes no manipulen su libertad y conciencia". Lo dije en su momento en Facebook, y lo repito en mi columna de hoy: Por lo que se ve, la Iglesia católica ya olvidó su pasado distante y reciente, mostrándose amnésica con los casos de fanatismo que abundan en su historia. 

Si de refrescar la memoria se trata, le dejo aquí las palabras de Diana L. Ajjan, quien escribió al respecto: "En la Edad Media (entre los años 500 y 1500) la iglesia católica publico el Martillo de hechiceros (Malleus Maleficarum en latín) con detalladas descripciones de exorcismos. Estos procedimientos, destinados a expulsar al demonio de una persona poseída, empezaban con oración e incluían la tortura si el tratamiento no funcionaba. Si la tortura tenía éxito, la persona era enviada a la hoguera para salvar su alma del diablo". Estará de acuerdo conmigo en que los fanáticos de Nicaragua que mandaron a la hoguera a la desafortunada mujer, se inspiraron en el ejemplo de la Iglesia católica de la Edad Media, no en la enseñanza de amor de nuestro Señor Jesucristo. 


Publicado en la edición impresa de El Occidental, el sábado 4 de marzo de 2017

https://www.eloccidental.com.mx/columna/fanatismo-e-intolerancia-religiosa


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