sábado, 18 de marzo de 2017

A 79 AÑOS DE LA EXPROPIACIÓN PETROLERA

Por Armando Maya Castro


Hoy se cumplen 79 años de la expropiación petrolera, un hecho histórico que reviste gran importancia y el más alto interés nacional. El aniversario de este gran acontecimiento me lleva a recordar que, la noche del 18 de marzo de 1938, el entonces presidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, tomó la decisión de expropiar la industria petrolera en beneficio del pueblo de México. 

Con excepción de ciertos sectores anti cardenistas y de la derecha, la decisión presidencial contó con el decidido apoyo del pueblo de México, quien respondió con generosidad y alto sentido patriótico, desprendiéndose de sus pertenencias de valor económico y sentimental: dinero, anillos de bodas, brazaletes, pendientes y demás objetos de valor, “para que el gobierno pudiera pagar las indemnizaciones a las que tenían derecho las empresas extranjeras”.

A partir del decreto presidencial, pasaron a ser propiedad del Estado mexicano "la maquinaria, instalaciones, oleoductos, refinerías, taques de almacenamiento, vías de comunicación, carros-tanque, estaciones de distribución, embarcaciones y todos los demás bienes muebles e inmuebles de 17 empresas petroleras", refiere Fernando Calzada Falcón, quien añade que la decisión presidencial “fue fortalecida con una iniciativa de reforma constitucional, presentada también por el Presidente de la República, con el fin de adicionar el sexto párrafo del artículo 27 constitucional, para establecer que tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, no se expidieran concesiones, sino que la explotación de esos productos se llevara a cabo por la Nación...". 

Diversas voces señalan que la reforma energética se diseñó para matar a Pemex, asestándole un golpe contundente al decreto expropiatorio de Lázaro Cárdenas, quien buscaba detener la insufrible actitud de las compañías petroleras extranjeras frente al país y al gobierno constituido. “De aquella decisión cardenista y su repercusión política, económica y social no queda ni un chisguete en el discurso oficial. Sólo el recuerdo histórico, si bien va”, escribió el pasado 14 de marzo Carlos Fernández-Vega, autor de la columna México S. A., que se publica en conocido diario capitalino. 

Opinan en sentido contrario las y los legisladores que pertenecen a los partidos que aprobaron la reforma energética. Convencidos de que se hizo lo correcto al aprobarla, califican la modificación constitucional no como un acto de privatización, sino como un acto de responsabilidad histórica, madurez política y vocación democrática del actual gobierno. 

En sentido contrario se pronunció este 17 de marzo la coordinadora de la bancada del Movimiento Regeneración Nacional en la Cámara de Diputados, Rocío Nahle García, quien evocó los tiempos pasados al señalar que “fuimos orgullo petrolero por décadas”, lo cual cambió con la reforma energética del 12 de diciembre de 2013.

Pemex, “la gallina de los huevos de oro se nos fue secando, se nos fue acabando”, señaló el pasado 13 de enero el presidente Enrique Peña Nieto, quien intentaba justificar así el retiro del subsidio al precio de la gasolina, una manera artificial de mantener su precio bajo, explicó el jefe del Ejecutivo Federal. 

Pese a la anterior declaración, que describe el enorme daño que la corrupción política le ha hecho a Pemex, me quedó con lo que dice el columnista Fernández-Vega, quien señala que “el sector energético es y será sin duda uno de los estratégicos para México. Nuestro país es el octavo productor de crudo a escala mundial y principal proveedor del energético a Estados Unidos; en 2016, Petróleos Mexicanos (Pemex) registró ventas totales por 52 mil millones de dólares e ingresos por exportaciones de crudo por 15 mil 575 millones.” 

A 79 años de la expropiación petrolera, tengamos presente que Pemex sigue siendo clave para la economía del país, por lo que es necesario realizar mayores esfuerzos para hacer a esta empresa más productiva, y para lograr ponerla a salvo de la voracidad de los malos políticos, esos que sólo piensan en su bienestar y no en el del pueblo de México.

Twitter: @armayacastro


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