sábado, 4 de julio de 2015

A 239 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS

Por Armando Maya Castro
       Hoy, los estadounidenses celebran a lo grande su independencia, aunque no todos (Foto: Shutterstock)

Un día como hoy, pero de 1776, los Estados Unidos de América declararon su Independencia definitiva de la Gran Bretaña, logrando que las trece colonias unidas se convirtieran en  trece estados libres e independientes.

Alfonso Rodríguez Moreno, en su obra Origen, evolución y positivización de los derechos humanos, señala que la Declaración de Independencia Americana –redactada por el abogado Thomas Jefferson, con el apoyo de Benjamin Franklin y John Adams– pondera “la tolerancia religiosa, la libertad individual y el consentimiento de los principios político-jurídicos fundamentales”.

Comparto a continuación la conclusión de este importante documento, en el que los cincuenta y seis firmantes coinciden al señalar que es necesario que las colonias anuncien su separación y disuelvan sus lazos con el Reino Unido: “Por tanto, los representantes de los Estados Unidos de América convocados por el Congreso General, tomando como testigo al Juez Supremo del Universo de la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas colonias unidas son, y deben serlo por derecho, estados libres e independientes que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica y que toda vinculación política entre ellas y el estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta: y que, como estados libres o independientes tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los estados independientes...”.

La Declaración en comento, además de poner fin a la dominación inglesa, “enfatizó una serie de aspectos propios de la ideología democrático-liberal tales como el que los hombres han sido creados iguales y, por lo tanto, tienen una serie de derechos inalienables como son: la vida, la libertad y la felicidad", subraya Carlos Araya Pochet en su obra Historia de América en perspectiva latinoamericana.

Este autor señala, en el libro antes mencionado, que "la Declaración de Independencia aceleró la confrontación", y agrega: "En efecto, en ese mismo año (1776) los funcionarios británicos fueron sustituidos por gobernadores norteamericanos. Sin embargo, como resulta comprensible, Inglaterra no se resignó a perder sus colonias, y los Estados Unidos debieron prepararse para resistir a su poderosa Metrópoli".
Fue el general George Washington, al mando de las milicias estadounidenses, quien logró conducir a éstas a la victoria en las cercanías de Saratoga (1777), asegurando así la independencia de Estados Unidos de América.

Este logro histórico del pueblo estadounidense, que el día de hoy será celebrado con desfiles, actos memoriales y fuegos artificiales, es uno de los acontecimientos más relevantes del siglo XVIII, el cual enriqueció también a “otros movimientos libertarios como fueron la Revolución Francesa y la emancipación de las colonias de América Hispana, Portuguesa y Francesa”.

Mientras los estadounidenses celebran a lo grande su independencia, conviene que tengamos presente que Estados Unidos es una nación donde todavía existen marcadas distinciones entre ciudadanos e indocumentados, una situación que riñe con el texto de la Declaración. Y lo digo no sólo por las torpes declaraciones del racista Donald Trump en contra de los inmigrantes mexicanos, sino por un sinnúmero de situaciones que viven nuestros compatriotas en suelo norteamericano.

Olvidémonos de Trump, de quien no vale la pena ocuparnos, y hablemos un poco más sobre la Declaración de Independencia de Estados Unidos, un texto que, como señalé en párrafos anteriores, fue signado por cincuenta y seis representantes de Estados Unidos, de los cuales ocho eran inmigrantes, destaca el ex presidente John F. Kennedy en su libro Una nación de inmigrantes. Sobre este punto en particular, Jorge Ramos, en su libro Tierra de todos: nuestro momento para crear una nación de iguales, manifiesta: "Está claro, entonces, que en el espíritu de la declaración estaba el incluir a todos, inmigrantes y no inmigrantes".

Otro aspecto digno de mención es el siguiente: a doscientos treinta y nueve años de la independencia de Estados Unidos, algunos afroamericanos estadounidenses consideran que nada tienen que celebrar el día de hoy, pues cuando su país se independizó de la Gran Bretaña, la esclavitud aún existía. Para quienes piensan en esto, así como en los frecuentes casos de racismo que tienen lugar en el vecino país del norte, esta fecha no ha sido ni es sinónimo de celebración, tampoco del fin de la represión.

Twitter: @armayacastro

Publicado en El Occidental, el día 4 de julio de 2015

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