sábado, 12 de abril de 2014

SOLICITUD AL COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO DE LA ONU

Por Armando Maya Castro

Familiares de víctimas de abusos sexuales y organizaciones no gubernamentales solicitaron al Comité de los Derechos del Niño de la ONU, pedir al Vaticano paralizar el proceso de canonización de Juan Pablo II, a quien acusan de proteger a varios curas pederastas, entre ellos Marcial Maciel, ex líder de los Legionarios de Cristo.

De consumarse esta canonización el próximo 27 de abril, como todo lo indica, el papa Francisco estaría mostrando su insensibilidad ante el dolor de las víctimas de pederastia clerical y de sus familiares, quienes rechazan, con sobrada razón, la canonización de un papa que trató a los criminales con sotana como “ovejas descarriadas”, disponiendo que fueran atendidos con programas multidisciplinares a base de oración, recogimiento, terapia psicológica, ejercicio físico y antidepresivos.

Esta demanda no es nueva. En 2011, numerosas asociaciones mundiales defensoras de las víctimas de curas pederastas se opusieron a la beatificación de Juan Pablo II, por considerarlo el principal encubridor de sacerdotes pederastas de la historia. Esta exigencia no prosperó, y Karol Wojtyla fue beatificado.

El 15 de julio de 2013, José Martínez de Velasco, directivo de la Asociación de Víctimas de los Legionarios de Cristo (AVL) objetó la canonización de Juan Pablo II en los siguientes términos: “El pontificado de Juan Pablo II ha sido un papado excesivamente largo y, precisamente por ello, hubo sombras que deberían haberse considerado e investigado más” (Aristegui Noticias, 15 de julio de 2013).

En vez haber considerado los fuertes indicios que apuntan que el papa de origen polaco no procedió correctamente ante los casos de pederastia clerical, los promotores de la causa de canonización del pontífice polaco le dieron más importancia a las supuestas luces de su papado.
Esta demanda se escuchó nuevamente el pasado jueves en la Cámara de Diputados, donde se desarrolló el foro "El Significado del Informe del Comité de los Derechos del Niño a la Santa Sede y las Implicaciones para México”. Ahí, el ex sacerdote Alberto Athie pidió al comité de la ONU hacer llegar  esta solicitud a la Santa Sede.

"Qué tal si lo canoniza y resulta que si hay elementos que le fincan responsabilidad como un encubridor y por lo mismo como cómplice de casos de pederastia en el mundo, qué va a pasar en la iglesia católica  cuando  tenga un santo en los altares y ese santo fue cómplice de pederastia", reflexionó Athie.
John Pilmaier, de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), objetó hace algunos meses la canonización de Juan Pablo II, afirmando que ésta “embarra el profundo y aún fresco escándalo de las víctimas de abusos sexuales”. Al hablar sobre la tibieza de Juan Pablo II ante los casos de pederastia,  el  citado activista señaló: “A pesar de haber sido papa durante décadas, Juan Pablo II no hizo nada para proteger a esta gente”.

Lo dije en julio pasado y lo vuelvo a repetir: La decisión de canonizar a Karol Wojtyla contradice la reforma del papa Francisco, que supone ‘la continuación’ de la lucha contra la pederastia clerical. Por una parte endurece las penas contra la pederastia en el Vaticano, y por la otra resuelve canonizar a quien protegió a los causantes del sufrimiento de miles de niños.

La determinación papal nos lleva a preguntarnos: ¿dónde queda su reciente declaración en el sentido de que la Iglesia católica no va a dar un paso atrás en la lucha contra los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes? ¿Dónde queda también la abierta súplica de perdón por los abusos sexuales en agravio de menores cometidos por hombres de la Iglesia católica?

Aunque los defensores de Juan Pablo II han afirmado hasta el cansancio que éste “no estaba en conocimiento de la doble personalidad del padre Maciel", lo cierto es que siempre estuvo enterado de los delitos sexuales del legionario mayor. Tal vez haya desconocido la relación que sostuvo con Blanca Estela Lara Gutiérrez y el abuso en agravio de los dos hijos que procreó con ella, pero conocía todo sobre los abusos de Maciel en agravio de los jóvenes seminaristas.

¿En qué se basan las personas que sostienen que Juan Pablo II tenía conocimiento de las inmoralidades de Maciel? En la carta abierta que ocho ex Legionarios de Cristo enviaron al papa en noviembre de 1997. En ella, las víctimas del clérigo michoacano denunciaban “la terrible y dolorosa verdad del oscuro mal oculto (…) durante más de cuatro décadas, acerca de la encubierta conducta inmoral del mismo fundador y superior general de la Legión de Cristo, el Padre Marcial Maciel Degollado”.

Por esta carta, Juan Pablo II se enteró que su protegido era adicto al demerol, un potente tranquilizante que “conseguía gracias a sus seminaristas, que se lo administraban regularmente…”. Félix Alarcón, una de sus víctimas, asegura que su superior se inyectaba, además, una sustancia derivada de la morfina. Estas drogas –refiere Alarcón– las conseguían los seminaristas por indicaciones de su líder.

A pesar de la carta en comento, el concepto del papa sobre este siniestro personaje siguió siendo el que tenía de él desde 1994, año en que lo calificó como “guía eficaz de la juventud”. Y lo digo porque el 30 de noviembre de 2004, con motivo del 60 aniversario de la ordenación sacerdotal del entonces líder de la Legión, Juan Pablo II le impartió una bendición apostólica especial: “Mi afectuoso saludo se dirige ante todo al querido padre Maciel, al que de buen grado acompaño con mis más cordiales deseos de un ministerio sacerdotal colmado de los dones del Espíritu Santo”.


Posteriormente, dos de sus víctimas denunciaron “por las vías y protocolos canónicos oficiales, establecidos por las instancias vaticanas pertinentes, parte gravísima de los males” que ese año habían revelado a un diario norteamericano (Hartford Courant, 23 de febrero de 1997). Estos datos dejan en claro que el futuro santo del catolicismo sabía demasiado sobre la vida obscena de Maciel y de otros clérigos inmorales del romanismo. 


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