miércoles, 26 de marzo de 2014

REFORMA MIGRATORIA EN EU, ¿DE QUIÉN SERÍA EL MÉRITO?

Por Armando Maya Castro
De lograrse la reforma migratoria en Estados Unidos, el mérito será de los millones de inmigrantes que realizan  importantes esfuerzos para lograr su legalización en esa nación

Desde hace algunas décadas, millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos realizan importantes esfuerzos para lograr una reforma migratoria que les permita vivir y trabajar legalmente en esa nación.

Hasta ahora, la respuesta del gobierno estadounidense a los esfuerzos y acciones de los grupos que se han organizado para conseguir dicha reforma ha sido el endurecimiento racista de los controles fronterizos: la construcción de una serie de muros, la militarización de su frontera con México, la criminalización de la migración, las deportaciones masivas y la descalificación de los inmigrantes.

Los esfuerzos de los interesados en la reforma migratoria se intensificaron luego de que la Cámara de Senadores del Congreso federal estadounidense aprobara (con 68 votos a favor y 32 en contra) el proyecto de ley S. 744, el cual abre el camino para modificar las leyes de inmigración y regularizar a poco más de 11 millones de inmigrantes indocumentados.

Lamentablemente, el proyecto de ley avalado por el Senado el 27 de junio de 2013 está estancado en la Cámara de Representantes, donde los republicanos –que son mayoría–  se oponen a que se proporcione a los inmigrantes indocumentados una vía para la ciudadanía.
Me interesa señalar que el proyecto de ley en cuestión está enfocado más a la seguridad de Estados Unidos que a favorecer a quienes permanecen en la Unión Americana en calidad de indocumentados. No olvide usted que el proyecto aprobado por el Senado lleva el nombre de Acta para la Seguridad Fronteriza, Oportunidad Económica y Modernización Migratoria.

Alejandra Gordillo, secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua) señala al respecto: “La simple aprobación del proyecto con ese nombre denota cuáles van a ser las prioridades”. Abundando en el tema, la funcionaria de Conamigua indica: “No se está discutiendo una reforma migratoria integral, sino que tiene más tinte de seguridad, y no va a beneficiar a los 11 millones de migrantes para nada”.

Existe sin embargo la confianza de que el presidente del Congreso, el republicano John Boehner, negocie este año una reforma migratoria integral, pese a que sus actitudes y declaraciones indican lo contrario. No olvidemos que en enero pasado, Boehner entregó una lista de principios de la reforma migratoria que incluyó una dura vía de legalización para indocumentados con antecedentes criminales y que pagaran importantes multas, pero una semana más tarde dijo que el partido Republicano no debatiría la reforma en el presente año.

Ante la negativa de la Cámara de Representantes, algunas voces han propuesto una nueva solución para detener la ola de deportaciones. No es necesario –afirman– aprobar una ley que otorgue acceso a la ciudadanía: “basta con aprobar algo que les permita a los indocumentados trabajar y vivir en Estados Unidos sin temor a ser deportados”.

Esta propuesta resulta cómoda para el presidente Barack Obama, quien ha dicho más de una vez que no quebrantó su promesa de promover una reforma migratoria, asegurando que ha hecho “bastante” para mitigar los efectos de las deportaciones.

Más allá de Obama y de la renuente actitud de los republicanos, los mexicanos esperamos que prosperen los esfuerzos de nuestros hermanos en el vecino país del norte. Cuando esto ocurra –porque confiamos que ocurrirá– deberá darse el mérito a quienes lo tienen, no a los ruegos e intervención del papa. Menciono esto porque un grupo de mexicanos radicados en Estados Unidos tendrán el día de hoy una audiencia con el papa Francisco para pedirle que, durante la visita de Barack Obama al Vaticano, no deje fuera de la agenda el tema de la inmigración, como se había anunciado. Esta delegación confía que la “autoridad moral” del papa puede generar el movimiento para desatorar el empantanamiento parlamentario con respecto a la reforma.

Entre los activistas que pretenden entrevistarse con Jorge Mario Bergoglio figuran Jerzy Vargas, de 10 años de edad, y Carla Pérez, de 15, cuyos padres, Claudia Navarro y Daniel Pérez, afrontan actualmente un proceso de deportación. Estos pequeñines solicitarán al pontífice romano que interceda por una reforma migratoria cuando se entreviste con Obama. 

Estará de acuerdo conmigo, estimado lector, que de lograrse la tan anhelada reforma, los indocumentados que viven en Estados Unidos deberán tener la madurez para darle el mérito a quien lo tiene: a sus propios esfuerzos, así como a las valientes acciones de millones de personas y activistas que se han expuesto a ser deportados y encarcelados por lograr una reforma migratoria que beneficie a los indocumentados que viven en territorio estadounidense.

Twitter: @armayacastro

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