viernes, 12 de abril de 2013

A 87 AÑOS DEL INICIO DE LA RESTAURACIÓN



 Por Armando Maya Castro
A 87 años del inicio de la restauración, la Iglesia La Luz del Mundo sigue creciendo espiritual, social y materialmente
En mi artículo anterior, publicado el pasado 6 de abril, escribí errónea e involuntariamente que el Director Internacional de la Iglesia La Luz del Mundo, Doctor Samuel Joaquín Flores, inició el 9 de junio de 1926 un periodo de fulgurante expansión internacional, logrando la consolidación de la Iglesia en México y el mundo. Debí decir 9 de junio de 1964, fecha en que el llamado de Dios constituyó al hermano Samuel Joaquín en el administrador de la multiforme gracia de Dios. 

En el marco de los festejos con motivo del 87 aniversario del inicio de la restauración, la anterior fe de erratas me permite abundar un poco más en la sobresaliente labor espiritual y social de dos hombres a quienes Dios distinguió otorgándoles el Ministerio Apostólico. Me refiero, evidentemente, a los apóstoles Aarón y Samuel Joaquín, facultados por Dios para dar a conocer las alegres nuevas de salvación durante la segunda dispensación de gracia.

La Iglesia La Luz del Mundo en su etapa de restauración tiene 87 años de estable y fructífera presencia en la tierra. Los primeros 38 años de este periodo corresponden a la administración apostólica del Maestro Aarón Joaquín; el trabajo de los últimos 49 años lo ha realizado el Apóstol de Jesucristo Samuel Joaquín, quien jamás ha escatimado esfuerzos ni sacrificios cuando se trata de buscar el bienestar integral de los hombres y mujeres que han sido llamados a formar parte de esta Iglesia. 

Desde que por voluntad divina asumió la dirección de la Iglesia de Cristo, el Enviado de Dios ha realizado una extraordinaria labor de evangelización logrando la conversión de cientos de miles de almas en México y el mundo. En sus casi 49 años de apostolado, ha estado muy cerca de los miembros de su comunidad, escuchando atentamente sus problemas y dando soluciones sabias y acertadas. 

Su amor por las almas lo ha llevado a recorrer el mundo por cielo, mar y tierra, impartiendo consejos de calidad a propios y extraños. Lo ha hecho de esta manera porque sabe perfectamente bien que la vida que se vive con una orientación hacia los valores cristianos trae mayor felicidad y tranquilidad.

Una parte importante de sus esfuerzos los ha dedicado a combatir fenómenos como la intolerancia y la discriminación religiosa, procurando que en los países en que la Iglesia se halla presente se respete la pluralidad religiosa y la igualdad jurídica de las iglesias. ¿Qué procura el Apóstol de Jesucristo con su lucha en defensa del Estado laico y de las libertades que de él emanan? Que los fieles bajo su cuidado no sufran lo que sufrieron miles de hermanos durante la administración del hermano Aarón Joaquín.

Al hablar de sus grandes aportes, no podemos omitir su admirable lucha en pro de la dignificación de los seres humanos, combatiendo vigorosamente la ignorancia y el fanatismo, así como el alcoholismo, la drogadicción y la delincuencia, prácticas que menoscaban la dignidad del ser humano y ponen en peligro la salud y seguridad de los seres humanos.

La meritoria obra material del Apóstol de Dios se refleja en los más de tres mil templos que han sido edificados con fe y amor en más de 40 naciones de los cinco continentes. Se trata de hermosos santuarios, auténticas joyas de la arquitectura que han sido consagradas a la gloria de Dios y que son necesarias para el desarrollo de la actividad cultual que realizan diariamente los miembros de la Iglesia La Luz del Mundo. 

La impresionante labor social que el Apóstol de Dios ha realizado a lo largo de su administración puede ser observada en todas las naciones donde esta institución tiene presencia. Hablo de universidades, hospitales, orfelinatos, escuelas de todos los niveles, fundaciones y asilos, obras que constituyen un testimonio vivo de la grandeza de su amor y de la nobleza de sus sentimientos.

A 87 años del inicio de la restauración, la Iglesia de Dios continúa cosechando triunfos a diestra y siniestra. Sus miembros y ministros siguen practicando firmemente los valores cristianos, impulsados por la fe y el amor, virtudes esenciales para poder vivir en consonancia con la doctrina apostólica, cuyo poder produce buenos cristianos para Dios y buenos ciudadanos para la sociedad.

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