martes, 5 de marzo de 2013

LOS CARDENALES Y EL CÓNCLAVE

Por Armando Maya Castro
Angelo Scola, Marc Ouellet, João Braz de Aviz y Leonardo Sandri son algunos de los cardenales "papables"; hay otros cuyas candidaturas están siendo impulsadas por los movimientos católicos influyentes


Ayer, a partir de las 9:30 de la mañana (tiempo de Roma) se realizó en el Vaticano la primera reunión preparatoria del cónclave convocado para elegir al sucesor de Benedicto XVI en el papado. Este encuentro tuvo lugar en el Aula Nueva del Sínodo, situada dentro del complejo del Aula Pablo VI del Vaticano. Asistieron 142 cardenales de los 207 que forman el Colegio Cardenalicio, de los cuales 103 eran cardenales electores, es decir menores de 80 años.

Las reuniones precónclave –la de ayer y una más que se celebrará posteriormente– tienen el propósito de definir la fecha en que iniciará el cónclave, además de poner sobre la mesa los numerosos problemas que afronta la Iglesia católica: “la evangelización y la nueva evangelización”, indicó al  diario Il Corriere della Sera el cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez. 

Algunos expertos han señalado que en estas reuniones se abordarán, entre otros, los siguientes temas: la inesperada renuncia de Joseph Ratzinger, los escándalos de pederastia y las controversias de los últimos años, la esperada reforma de la curia romana y la filtración de documentos secretos del Vaticano, conocido como el “Vatileaks”. Este escándalo, además de poner a la curia romana en la picota, fue percibido como resultado de una pugna entre clérigos italianos, quienes siguen dominando el gobierno de la Iglesia católica.

A la par de estas reuniones, los movimientos católicos influyentes han iniciado una serie de encuentros estratégicos para configurar la lista de los posibles “papables”. Entre los favoritos del Opus Dei figura el italiano Mauro Piacenza y el brasileño Odilo Scherer; la comunidad de San Egidio se inclina por el cardenal Agostino Vallini, vicario del papa en Roma, así como por Stanislaw Dziwisz, de Polonia

El movimiento Comunión y Liberación apoya al cardenal Angelo Scola, arzobispo de la diócesis de Milán, la más importante del mundo. Los focolares apuntan al brasileño Braz de Aviz y los neocatecumenales han puesto su mirada en el cardenal Ferdinando Filoni, nuncio de Irak durante la invasión norteamericana de 2002.

En las reuniones que mencioné en un principio, los cardenales intentarán ponerse de acuerdo sobre los requisitos que debe reunir el próximo pontífice romano. Para el cardenal Leonardo Sandri, de Argentina, el elegido debe estar en el camino de la santidad y gozar de una fortaleza física que le permita afrontar eficientemente el avance del laicismo en Europa y el de los evangelistas en Iberoamérica.

Respecto a las declaraciones de Sandri, preocupa que el nuevo papa ponga en movimiento los engranajes de la poderosa maquinaria del Vaticano para frenar a través de métodos intransigentes el avance de las minorías religiosas establecidas en América, continente en que las iglesias evangélicas han ido ganado terreno frente a la Iglesia católica. 

Algunos han señalado que la elección de un papa latinoamericano sería vista como un intento de frenar el éxodo de católicos hacia las iglesias evangélicas establecidas en Latinoamérica, región donde alrededor de 10 mil personas abandonan diariamente la Iglesia católica, según reconoció –en agosto de 2009­– el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).

Esta situación es preocupante para el clero católico, quien sabe que Latinoamérica sigue siendo la región en la que vive el mayor porcentaje de católicos. Un dato que conviene tener presente es que Brasil y México siguen siendo considerados como “la gran reserva de católicos del mundo”. El problema es que muchos apologistas católicos culpan a los evangélicos de robar su rebaño, en vez de reconocer que el problema estriba en que la doctrina y tradiciones católicas no han sido capaces de satisfacer las aspiraciones doctrinales y morales de  los miembros de esa institución. 

El peor error del sucesor de Benedicto XVI y de los principales jerarcas católicos sería que se preocuparan más por el crecimiento de las demás iglesias que por lo que hace o deja de hacer la Iglesia católica. Esta institución no va a recuperar la hegemonía que tuvo en el pasado recurriendo a prácticas y métodos intolerantes, los cuales terminarán de desfigurar el rostro de la Iglesia católica. 

La humanidad espera que el próximo papa se muestre respetuoso de la diversidad religiosa, y no vaya a repetir los errores de Benedicto XVI, quien al hablar del crecimiento e impacto cultural de los pentecostales en la idiosincrasia de Colombia, señaló: “La presencia cada vez más activa de comunidades pentecostales y evangélicas, no sólo en Colombia, sino también en muchas regiones de América Latina, no puede ser ignorada ni minusvalorada" (El Tiempo, 22 de junio de 2012). Estará de acuerdo conmigo que mensajes como el anterior no le hacen ningún bien a la paz social ni contribuyen a promover el tan anhelado respeto a los derechos humanos y a la diversidad religiosa.  


@armayacastro

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